María Eugenia Bielsa, el congreso santafesino, y el peronismo del 2015

 

El peronismo santafesino hierve por estos días anteriores al recambio institucional en la provincia. La punta del iceberg es la intención de María Eugenia Bielsa (candidato individual más votado de las elecciones provinciales) de presidir el próximo período de la Cámara de Diputados provincial. Ella como figura pública, Perotti como ambulancia y Rossi como locomotora para reconstruir un partido renovado y en movimiento es el camino para volver al gobierno en 2015.

Lo cierto es que dos nuevas estrellas asoman en el firmamento provincial de la mano de la reconstrucción del peronismo tras el agujero negro en que lo dejó el reutemismo. Bielsa y Obeid, ambos ganadores claros de las elecciones legislativas, se perfilan como candidatos potentes de un peronismo abierto a la clase media gorila y a la no peronista. Junto a ellos, Rossi se afianza a su vez como el dirigente con más estatura política, a pesar del papelón electoral de julio.

De todos, Bielsa es la que aparece en mejores condiciones para llevar en el 2015 el peronismo nuevamente al gobierno provincial. Potenciada por un peronismo unificado y cohesionado para disputar seriamente el poder, y anclada en su capacidad de infiltrar al votante medio socialista y radical, es la candidata perfecta para proyectarse desde un cargo de alta visibilidad pública.

Rossi ya demostró sus limitaciones aún en el mejor momento de CFK, y Perotti, a pesar de su impronta dialoguista y reutemista, y de aparecer pegado a la taquillera boleta presidencial, encendió luces de alarma al perder su pago chico y no acercarle votos propios a la candidatura presidencial.

Si el peronismo pretende balancear la gestión socialista, desnudar sus falacias, y exponer sus incapacidades, debe tener como cara visible de gestión alguien capaz de llegar con fuerza al conjunto de la sociedad para plantear los debates y las alternativas: esa es María Eugenia Bielsa.

Es cierto que a los peronistas no nos inspira confianza por su inorganicidad y su incapacidad para asumirse parte de un colectivo, lo cual trasciende poca capacidad de conducción. Además tenemos clavada la espina de haberla visto sacar el cuadro de evita cuando presidió el senado, equiparándola con un símbolo partidario cualquiera. La apoya el sector más conservador del peronismo gobernante hasta el 2007, los grandes responsables de la derrota, lo que abre fuertes interrogantes sobre su filiación política real. Pero su fuerte proyección social es también su punto débil: incapaz de conducir, deja un amplio espacio para construir en los espacios que abre y el peronismo debería aprovecharla en lugar de confrontarla.

Rossi, por su parte, es quien tiene una perspectiva y un proyecto de desarrollo provincial más elaborado, audaz y a la vez posible de llevarse a cabo. Sin embargo su tozudez, algunas rémoras frentegrandistas en la construcción y un exceso de cerrazón en su círculo aúlico condicionan fuertemente su proyección fuera del kirchnerismo duro, a la vez que lo alejan del entorno presidencial.

Perotti, subido a un discurso «productivista» busca representar los intereses de los industriales santafesinos, y es la vía para reencauzar al peronismo conservador que el Lole dejó a la deriva. Las lacras neoliberales ya fugaron tras la figura de Duhalde-Del Sel en las presidenciales, pero hay sectores conservadores para los que Perotti representa un puente para mantenerse en el cardumen.

La urgencia del peronismo santafesino es reconstruir un partido y un movimiento con mística y proyecto de desarrollo provincial, a la vez que muestra figuras potentes electoralmente. Este trabajo requiere de todos los sectores.

Hay un dibujo cuasi ideal, que de lograrse enderezaría el rumbo peronista al 2015: ME Bielsa presidenta de Diputados y Rubeo cabeza de bloque, los senadores y Perotti acordando la cabeza de bloque allí, Rossi encabezando una dirección colegiada del partido con representación del bielsismo, el perottismo, el rosismo, la juventud, el sindicalismo y las mujeres. Todos adentro, conducción política consensuada pero desde el partido, y reparto de roles en los cargos públicos.

Moyano logró conducir la reunificación de la CGT tras la victoria kirchnerista del 2003 en un escenario tan heterogéneo como este. Resta ver si el peronismo provincial está a la altura del desafío. El socialismo se marchita, la oportunidad está latente… el que se achique no es peronista!

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