Los caudillos no dejan herederos

Todos los moldes rompiste.
Cuando el setentismo fue lucha armada, vos la esquivaste con dignidad.
Cuando la muerte campeaba en el peronismo, cuidaste a tu compañera y preservaste la familia.
Cuando la democracia volvía de prestada, te animaste a apostar de nuevo en la política.
Cuando el país se incendiaba y muchos destilaban su odio a la política, vos la pusiste en el centro de la agenda.
Cuando la argentinidad agonizaba, vos te paraste en el orgullo y en la confianza en el país para revivir el Proyecto Nacional.
Cuando el progresismo se derrumbaba, vos lo diste vuelta como una media, desde la gestión y desde el peronismo de los que abominaba.
Cuando el falso peronismo agonizaba en letanías a Perón y Evita, vos los trajiste a la vida con hechos y no palabras. Nunca necesitaste nombrarlos para descongelarlos del mármol y traerlos de nuevo a los corazones de todos.
Cuando muchos pedían debatir, asamblear, cogestionar, anarquizar, consensuar y comulgar, vos fuiste jefe y mandón, destrataste milicos, genocidas, curas, oligarcas y garcas empresarios.
Cuando el machismo marcaba la agenda, Cristina fue tu relevo.
Cuando la impunidad era regla, vos fuiste setentista.
Cuando los políticos eran gerentes, vos fuiste militante.
Cuando las Madres, los Hijos, los excombatientes, los piqueteros, los sindicalistas y los putos eran despreciados, vos dijiste vengan conmigo que juntos vamos a hacer un gran país.
En medio del circo de la politiquería ostentosa, impusiste el traje cruzado arrugado y abierto, los zapatos sucios de fatigar la militancia.
Con saco y corbata fuiste más revelde que todos los disfrazados de revolucionarios hipies, barbudos de morral y marihuana.
Cuando fuiste más viejo y más estadista, los jóvenes te idolatraron como a Evita y al Che.
Y ahora te fuiste y nos dejaste solos, y alguien escribió «los caudillos no dejan herederos».
Y ese molde también lo rompiste Néstor, porque millones en las calles te despiden diciendo que hay Cristina para rato.
Porque vos no eras vos, sino que eras dos, inescindibles.
Porque fuiste el único caudillo con caudilla.
Y que caudilla!!!
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